El Espíritu Santo En Nuestras Vidas
Martes. Augusto 19, 2024
Lección 19: El Frutó Del Espíritu Santo - Fidelidad
I. Pasajes de Fruto - Gálatas 5:22,23
II. Fidelidad, Fe!
Lectura – Christopher Shaw. De Día y De Noche, p. 358 (2017)
La carta de Pablo a los Gálatas intenta corregir las enseñanzas de los falsos maestros que se habían metido en la iglesia. Los creyentes en la iglesia habían abandonado la libertad con la que comenzaron su vida en Cristo, para abrazarse a un legalismo que alimentaba use espiritualidad carnal. Los llama a volver a andan en el Espíritu y, para que entiendan que clase de personas debían ser, les provee una detallada descripción del fruto que produce el Espíritu en el Hijo de Dios.
Hoy queremos considerar una cualidad de la que he hablado mucho en este libro, la fidelidad. La palabra que emplea Pablo es pistis, el término que generalmente traducimos como «fe». En este contexto, sin embargo, se refiere a una persona que es confiable, responsable, fiable. La actitud tiene sus raíces en una postura de firme confianza en Dios, la cual es indispensable para caminar con él en medio de los desafíos, las dificultades y los contratiempos que son tan parte de la vida en un mundo afectado por el pecado.
Esta actitud es comparable a la absoluta confianza que posee un niño en sus padres. No duda de que ellos puedan solucionar sus problemas, sanar sus dolores y proveerle lo que necesita ante cada desafío que enfrenta. Cree, sin titubeos, que sus padres poseen las respuestas a todas sus preguntas, y busca instintivamente, sin siquiera ser consciente de ello, que suplan sus necesidades básicas de alimento, afecto, aprecio, vestimenta y seguridad.
Del mismo modo, el hijo confiado sigue aferrado a la convicción de que el Señor es bueno y convierte todas las situaciones en provechosas, sin importar lo adversas que puedan ser las circunstancias por las que atraviesa. Esa convicción to convierte, a su ve en una persona confiable. Los demás perciben que es persona «de palabra» fiel en cumplir con las responsabilidades que asume o que se la asignan. In buen ejemplo lo proveen los hombres asignados por el rey Joás al trabajo de reparar el templo. El historiador nos dice: «No fue necesario pedir cuentas de esta dinero a los supervisores de la construcción, porque eran hombres honestos y dignos de confianza» (2 Reyes 12.15).
Ese mismo espíritu es el que Pablo procura cuando señala que «alguien que recibe el cargo de administrador debe ser fiel» (I Corintio 4.2), o exhorta a los esclavos a «demonstrar que son buenos y absolutamente dignos de confianza» (Tito 2.10).
La seriedad con que nos tomamos los proyectos que nos han confiado es un testimonio elocuente, tanto en el lugar de trabajo como también en la iglesia, de la transformación que Dios obra en nuestro corazón. Nos distingue de aquellos que solamente trabajan cuando perciben que pueden sacar algún provecho personal.
Pasajes
Mateo 8:5-12 (10)
Mateo 9:1-18 (2)
Mateo 9:18-26 (22)
Hechos 3:11-16 (16)
Hechos 11:22-26 (24)
Romanos 1:16, 17 (17)!
I Corintios 13:13
Santiago 2:14-19 (14, 17, 18)